DES-CONFINAMIENTO DEL ABUSO: RECUPERAR LA LIBERTAD

Millones de personas, en diversas partes del mundo, se encuentran recluidas en casa en este momento. En lo personal, llevo ya 7 semanas que apenas si he pisado la calle para hacer la compra y poco más.

Tu cuerpo está confinado, ciertamente, pero no tu pensamiento ni tus emociones. Las libertades humanas más esenciales, las del espíritu, siguen intactas. No hay carcelero que pueda con ellas, a menos que tú se lo permitas.

Las penas o los castigos que más daño pueden hacerte son los que logran, precisamente, quebrantar tu espíritu: tus convicciones, la fe en ti mismo, tu moral, y, especialmente, tu esperanza.

Tu resistencia es correlativa a tu esperanza.

Una relación abusiva con un narcisista o con un psicópata es una experiencia real de confinamiento. La reclusión en este caso, salvo que el abusador te prohíba salir de casa, no es física, sino emocional y psicológica.

Los barrotes de la cárcel no se ven, por supuesto, puedes ir y venir según tu arbitrio, y sin embargo, estás atado emocional y psicológicamente, bajo el control de un depredador que te vampiriza y maltrata.

No me cansaré de decirlo: las víctimas de un narcisista o de un psicópata han sido condicionadas para creer que mantienen una relación con el abusador. No, no es una relación humana en sentido estricto; por parte del depredador no hay reciprocidad, no hay vínculo ni apego emocional, no hay tampoco sentido de los límites, ni respeto por la dignidad y la libertad del otro.

Con un narcisista, o con un psicópata, la relación de pareja, la amistad, etc. es una  ficción, una impostura, un juego de roles sociales que le permite someterte y controlarte.

Si he de ponerle un nombre al vínculo que mantienes con el abusador narcisista diré que se trata de un modelo relacional del tipo amo-esclavo.

Puede que este confinamiento que nos imponen a causa de la pandemia del Covid-19 te esté costando, sin embargo, insisto, si has logrado escapar de las garras del depredador, si has roto las ataduras emocionales, eres verdaderamente libre.

El carcelero narcisista, a través de sus juegos malignos y manipulaciones, socava tu autoestima, arrebatándote el poder y el control sobre tu vida. Ejerciendo sobre ti una violencia psicológica, casi siempre encubierta, te doblega, y te somete bajo su régimen opresor.

Primicia de tu libertad es que des-veles, quites el velo, la situación de abuso que has sufrido. Es un momento mágico, ciertamente, cuando logras salir de tu desconcierto, y comienzas a ponerle nombre a las experiencias vividas.

Estabas preso, confinado, y no eras totalmente consciente de ello.

La comprensión de lo vivido despierta tu conciencia, que estaba entumecida, obnubilada, por el vínculo traumático.

La experiencia enseña que el conocimiento sobre el trastorno narcisista del abusador favorece este despertar de la víctima. En la medida en que dejas de creer en el narcisista, los grilletes emocionales empezarán a romperse.

El proceso, por supuesto, no es automático, llevará su tiempo, pero una vez que abres los ojos ya nada es igual. Aunque sufras recaídas y retrocesos, has visto la luz, tu camino de liberación va en marcha.

Toda estrategia de des-confinamiento del abuso, comienza siempre por esta comprensión cabal de lo vivido.

Créeme, si estás atrapado en una relación abusiva con un narcisista, estás confinado, aunque salgas a la calle y seas aparentemente libre.

Es tiempo de des-confinamiento, amigo, ninguna cuarentena es para siempre, sal y recupera tu libertad, respira aire puro y vuelve a ser el dueño de tu propia vida.

Ánimo y un abrazo para todos los que luchan,

© LibresDelNarcisista