EL SÍNDROME DE LA RANA HERVIDA
Hay personas que, desconociendo la dinámica del abuso
narcisista, se preguntan cómo es posible que la víctima se haya dejado someter
por una persona tan altamente abusiva.
El caso es que el agresor perverso no lleva un letrero en la
frente avisando: "Soy un narcisista", él actúa de manera encubierta
y sutil. En la medida en que te seduce, devalúa y condiciona, desplegando todo
su arsenal manipulador, va aumentando la presión y la violencia, psicológica y
emocional, va emergiendo.
Progresivamente, te vas haciendo más y más tolerante al abuso. Si al principio
soportabas, por ejemplo, un tratamiento
silencioso de una hora, con el correr del tiempo el silencio hostil del
abusador abarcará un día, o una semana entera.
No cortas una relación si en un momento dado la otra persona
deja de hablarte sin explicarte los motivos, máxime cuando los días previos han
sido intensos y de mucha conexión amorosa.
Seguramente, te extrañará lo que sucede, y te preguntarás con preocupación si
eres tú la causa de su repentino mutismo.
La conducta se repetirá impredeciblemente, tú le reclamarás
sus “silencios”, que se han hecho
cada vez más largos y más cargados de hostilidad, él te dirá que estás
sobre-reaccionando, y que eres muy sensible y dependiente. Todo esto te
afectará, por supuesto, te llevará a sopesar los pro y los contra de la
relación, pero no te será fácil romper, tienes en tu mente la imagen de la
persona maravillosa que conociste al principio, y, además, sientes el tirón del
vínculo emocional, por lo que intentas adaptarte a la situación lo mejor que
puedes.
A menos que conozcas de antemano la táctica manipuladora del
tratamiento silencioso, es difícil
que no caigas en la trampa.
De esa manera disfrazada
actúa el abusador narcisista.
El caldero del maltrato se calienta poco a poco, al tiempo
que tus sistemas de alerta psicológica se desactivan, tus defensas emocionales
se desmontan, y te vuelves insensible
al abuso, lo normalizas, y en un momento dado hasta dejas de intentar saltar de
la olla.
Sufres, entonces, el síndrome
de la rana hervida.
De vez en cuando el narcisista, a fin de mantenerte paralizado
y en estado de confusión, bajará un poco el fuego, te dará un tiempo de respiro, se mostrará contigo superficialmente
amable y complaciente, haciéndote creer que habrá una vuelta al período dorado de la relación. Aprovechándose de
tu anhelo, alimentará tus
expectativas de que todo será como antes.
Se trata, desde luego, de un alivio momentáneo, el fuego del
abuso volverá pronto a encenderse, y tú seguirás allí, sumergido en la olla,
sufriendo todas las secuelas del vínculo traumático y a merced del depredador.
Así es como muchas víctimas han soportado años y años de
abusos y maltratos. En un momento dado dejaron de reaccionar, se rindieron, de
vez en cuando tienen alguna crisis, especialmente cuando el abusador sube
demasiado el fuego de sus agresiones, pero en cuanto él tiene un aparente
cambio de actitud, y el agua se enfría un poco, decides permanecer en la olla y
seguir intentándolo.
No es sino hasta que logras, generalmente con ayuda de un
agente externo, ir atando cabos de lo que ha ido sucediendo e identificas el
patrón de comportamiento del abusador, cuando reaccionas, y sales por fin de la
cocina del agresor perverso,
normalmente decretando el Contacto 0.
Esto sucede, normalmente, a menos que logres saltar antes de la olla, a la hora del descarte, cuando el abusador se quita la
careta y sale a luz todo su odio y su falta de empatía. La experiencia suele
ser devastadora, en ese momento te percatas de cómo el agua caliente del abuso te
ha quemado y de todas las secuelas de esta experiencia.
Nunca juzguemos
a alguien que sufre el síndrome de la
rana hervida, pensemos que esa persona entró en una relación que al principio
le pareció normal y hasta maravillosa, y que fue sometida a técnicas de lavado
de cerebro y de manipulación que la fueron haciendo cada vez más y más tolerante al abuso, una situación que
destruyó sus defensas psicológicas, y la paralizó.
Ayudemos, eso sí, a las víctimas a despertar, a que tomen
conciencia de la trampa que les han tendido, para que puedan saltar a tiempo de
la olla y ser libres de su verdugo.
©LibresDelNarcisista
Genial como siembre libres!!! Un abrazo.🤗
ResponderEliminarHola Libres, que bien lo explicas, cuánta sensibilidad
ResponderEliminarMuchas gracias por esta nueva entrada, es un placer leerte. Esto explica el porqué no somos capaces de escapar a pesar de que notemos que algo no funciona bien y a pesar de las banderas rojas seguimos ahí, perdonando,justificando, dudando de nosotros mismos, por qué dudamos de nuestra intuición, por qué nos sentimos culpables y perdemos la capacidad de reacción ante una falta de respeto, ante un abuso, una manipulación...que la vida se encargue de mi "amigo", que caiga en su propia olla y deje de hacer daño a la gente que llega a su vida y condiciona para que su bienestar sea su máxima preocupación. Un saludo a todos
ResponderEliminarAhora comprendo muchas situaciones vividas.
ResponderEliminarPorqué no nos han dicho ésto antes? Cuantiisimo sufrimiento y pérdida de tiempo nos hubiésemos ahorrado.
ResponderEliminarClaro y real! Gracias ❤
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