LOS NARCISISTAS Y EL RESPETO



El respeto es un valor central en las relaciones humanas: dar al otro un trato digno, conforme a derecho, reconocer su identidad, sus límites, su autonomía.

La base de cualquier vínculo interpersonal es el respeto: entre padres e hijos, entre jefes y subordinados, entre amigos o compañeros, entre profesores y alumnos, en la pareja, en la vida ciudadana,… se sea hombre o mujer, se sea un niño, un joven, un anciano, se sea hetero, gay o bi, se sea extranjero o del país, se sea ateo o creyente, se sea rico o pobre, se sea culto o inculto, se sea de izquierdas o de derechas,… ¡Todos merecen respeto!

El respeto es universal y es inherente a la dignidad humana.

El respeto comienza en uno mismo, es un indicador de nuestros niveles de autoestima, y debe ser recíproco. Sin respeto no hay amor verdadero. Si una persona dice quererte, ser tu amigo, tu pareja y no te respeta, no te ama. Así de simple.

Los narcisistas patológicos son extremadamente sensibles al tema del respeto. Creen que, puesto que son superiores y especiales, se les debe un respeto que, en realidad, es un régimen de sumisión. Ellos no perciben al otro como una persona sino como una cosa, es decir, la cosifican, por eso la irrespetan continuamente, traspasan sus límites, abusan de su tiempo y de sus recursos.

Los narcisistas no tienen otro modo de sostener su propia sensación de respeto, que irrespetando a los demás, una y otra vez, tratándolos como inferiores. Una persona emocionalmente sana hace lo contrario: respeta a los demás, esperando ser tratada con reciprocidad.  

La lógica del narcisista es el mundo al revés: para conservar el respeto que cree merecer, irrespeta a los otros.

Es por eso que cualquier exigencia de respeto de parte de la víctima, se convierte para ellos en una amenaza que atenta contra su “falso yo” grandioso.

Los narcisistas no pueden aceptar que los otros merezcan tanto respeto como él. Sería tanto como reconocer que no son especiales o superiores, la negación misma de su credo narcisista.

La base del respeto que el narcisista puede sentir por sí mismo no está en él como persona. Ni siquiera sabe bien quién es, por dentro lo carcome un gran vacío. El respeto lo recibe de los otros en forma de combustible: sumisión, admiración, obediencia, miedo, enojo. Ahora bien, como el sentido que tiene de su propia importancia está patológicamente inflado, cualquier gesto, acción, palabra, aunque sea simplemente por omisión, puede ser interpretado por él como una falta de respeto.

El ego narcisista es tan frágil como el cristal de los espejos.

Si no le sirven primero en la mesa, es una falta de respeto; si se le reclama por qué llegó tarde, es una falta de respeto; si no se le alaba su traje nuevo, es una falta de respeto; si se habla bien de una persona en su presencia, es una falta de respeto; si se le contradice o crítica, es una falta de respeto; si se le interrumpe, es una falta de respeto; si la persona habla de sus propias necesidades, deseos, planes, es una falta de respeto,…

La lista es infinita. Si has convivido con un narcisista lo sabes.

Detrás de mucho de su comportamiento abusivo, de los juegos malignos de la devaluación, ha habido una “falta de respeto” que la mayoría de las veces pasa inadvertida ante los ojos de la víctima, y que el abusador se cree con derecho a castigar, extrayendo combustible negativo, y reparando la herida que se le ha causado.

Cuando denigra a la víctima, cuando la somete al tratamiento silencioso, cuando triangula, el narcisista, que sabe perfectamente lo que hace, se justifica pensando que su objetivo es recuperar el respeto que piensa que merece: “para que me respete”, se dice a sí mismo.

A largo plazo, las consecuencias para la víctima de vivir sometida a este régimen tan abusivo son devastadoras para su autoestima. Ella ha sostenido, irrespetándose continuamente a sí misma y permitiendo que su agresor la irrespete una y otra vez, el ego inflado y patológico de un narcisista.

Irrespetar a los otros, para sentirse respetado, es el juego perverso del agresor narcisista, detrás de cuya máscara se esconde un ser terriblemente inseguro y roto.

En el camino de la liberación, las víctimas deben comprender lo que han vivido, y escapar de las garras de estos depredadores a través del Contacto 0. Es totalmente inaceptable que alguien pretenda sostener su ego enfermo a fuerza de irrespetar a otro ser humano.

Es una cuestión de dignidad.

© LibresDelNarcisista

Comentarios

  1. Marcelo creo q cuando tenía crisis era justamente porque yo sentía q por perdonarle todo me faltaba el respeto a mí misma, y eso es aterrador

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  2. Buenas Tardes! Soberbio artículo. La cruda novela de como van erosionando la estima de una persona hasta llevarlas al mismo lugar oscuro donde estos seres merodean cómodos. Informarse y Contacto Cero son las escaleras más seguras para irse de ese presente sombrío. Gracias Marce!

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  3. Exigen "Respeto" por su decisión de descarte y con desprecio humillan y culpan a la victima "acosadora" de ser merecedora de ello sin caber derecho a explicaciones.

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  4. Yo siempre le agradeceré tocayo,por ese carisma, esa inteligencia y ese cariño que se siente en sus líneas y en sus vídeos.

    Desde El Salvador una sobreviviente al maltrato narcisista con ayuda de Dios y la suya

    Un abrazo enorme

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  5. Que triste es despertar a esta realidad y ver que la persona más tóxica en tu vida es tu propia hermana!Que sutil fue.Sabes Marcelo ,?mí cuerpo me lo decía ..pero yo no lo sabía interpretar.Hoy que callo mí velo ,entiendo todo hasta esa anécdota que parecía risueña y siempre me lo recordaba:Como por una mentira de ella recibí la paliza de mí vida siendo una niña .Que triste me siento

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  6. Cuando leo los testimonios de los sobrevivientes al maltrato del narcisista. Pienso que si esto es matemática. Es exactamente igual en todos los casos. Gracias a Dios y a todos los que se atreven a dar sus testimonios soy libre.

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  7. Totalmente de acuerdo.... Pero como costo verlo y aceptarlo!

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  8. Hola gente. Desde los 15 años fui amiga de un sujeto que resulto ser un narcisista. El solia desaparecer de mi vida por intervalos largos. Y reaparecia cuando se peleaba con su novia (triangulo siempre conmigo, ahora lo puedo ver), o luego de situaciones q lo "destruian" como el fallecimiento de su madre, aparecia en mi casa llorando(lagrimas verdaderas o no. No lo se.) La cuestion es que solo reaparecia porq sabia q yo siempre iba a recibirlo e intentar como toda empatica ayudarlo y consolarlo. Luego volvia a desaparecer nuevamente. Asi durante 15 años.. hoy con 30 años.. reaparecio en mi vida (tras 6 años de estar desaparecido) se disculpo por como me trato o destrato en el pasado, el alego q era un muchacho joven y estupido en ese entonces pero q cambio y ya no es asi.. en fin, lo perdone me dio pena(empatia estupida)..nos vimos unos dias durante un mes, y ahora me descarto, dejo de hablarme de un momento a otro sin una discusion, sin peleas, sin nada que me dijera q iria a desaparecer otra vez.
    Moraleja no importa cuanto tiempo pase.. no importa lo q digan.. estos parasitos no cambian. Lo bueno es q ya sabia con quien trataba.. esta vez, que desaparezca, aunque reconozco me dolio.. parte de mi ya se lo esperaba.. no me extrañaria q aparezca en el futuro nuevamente en mi camino.
    mis saludos. Y a implementar contacto cero. Ellos no cambian

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