EL NARCISISTA NO ES COMO LAS DEMÁS PERSONAS: Expectativas y realidad

Uno de los errores más comunes de las víctimas es la expectativa que tienen de que el narcisista perciba la realidad del mismo modo que ellas. Casi de manera inconsciente, le atribuyen los rasgos que definen a una persona empática, como si él tuviera el mismo esquema de pensamiento que el resto de los mortales.

Nuestra lógica choca frontalmente con la lógica peculiar del narcisista.

La experiencia puede ser extremadamente frustrante. Te encuentras ante un patrón de comportamiento diametralmente opuesto al de la mayoría de los seres humanos que conoces. Normalmente, las personas son quienes dicen ser. Se rigen por los mismos conceptos básicos que definen las relaciones humanas: el amor, la sinceridad, la fidelidad; perciben la realidad más o menos de la misma manera. Esto no es así con el narcisista. Su mente, simplemente, no funciona como la nuestra.

Tus expectativas son probablemente bastante razonables, quieres lo que la mayoría de la gente desea: ser respetado, ser tratado con decencia, compasión y justicia. Pero el narcisista no es razonable. Él no actúa como todo el mundo. No puede cumplir con tus expectativas y, de todos modos, no le importan. Simplemente quiere lo que quiere, combustible, y es todo. Eso es lo más importante para él, independientemente de la clase de narcisista que sea. Algunos son más abiertamente abusivos, otros actúan de manera más encubierta, pero, a la final, lo que cuenta es lo que buscan siempre: el combustible.

Algunas víctimas sienten dificultad en entender las consecuencias de esto. Siguen usando con el narcisista el mismo método que utilizan con todo el mundo para comunicarse o resolver problemas, constatando una y otra vez que no funciona. Es la fórmula que han aprendido a lo largo de su vida, con resultados más o menos satisfactorios, pero absolutamente ineficaz a la hora de relacionarse con esta persona depredadora.

Si el narcisista no es como las demás personas que conoces, es evidente que la estrategia para enfrentarlo tiene que ser diferente.

Muchos de los presupuestos que te han transmitido para el manejo de las relaciones humanas, resultan inoperantes, y, en algunos casos, contraproducentes, si tienes que relacionarte con un narcisista.

Se te ha enseñado, por ejemplo, que “las cosas se resuelven dialogando”. La idea resulta atractiva, pero no te sirve con el narcisista. Todas las condiciones para que se establezca un diálogo verdadero están ausentes. Él nunca te verá como una persona, para él eres un objeto; tampoco aceptará ni entenderá que tengas tus propias ideas, sentimientos y necesidades, sencillamente, los invalidará. Negará de plano todas sus acciones abusivas y el relato del sufrimiento que te ha causado le servirá de combustible, llenándolo, paradójicamente, de honda satisfacción.

Si le comunicas al narcisista el daño que te hace cada vez que se hunde en su silencio tóxico, o te descalifica, por ejemplo, lo estas incentivando a que vuelva a repetir estas mismas acciones abusivas. Le has informado que reaccionarás negativamente ante ellas, y eso es, precisamente, lo que busca, ese es el combustible con el que se alimenta. Por todas estas razones, y otras más, el diálogo con él no funciona.

Tampoco te sirve la premisa de “el amor lo hará cambiar”. Estos trastornados odian el lenguaje del amor, no lo sienten ni lo comprenden. Utilizan el vínculo afectivo que han creado en sus víctimas para abusar de ellas y manipularlas. Para ellos el amor es sinónimo de vulnerabilidad, es exponerse a ser rechazados o controlados, es pérdida de poder.

Por otra parte, aunque aparentemente llegues a un acuerdo con él, el narcisista, a la larga, no lo respetará. Él se siente con derecho a seguir maltratándote y controlándote, y buscará la forma de hacerlo una y otra vez. Así mismo, no esperes una última conversación para aclarar las cosas, ni un cierre feliz y amistoso de la relación. Nada de eso va a suceder.

Todo esto choca con los modelos de relación humana que has vivido hasta ahora. Al tropezarte con el narcisista, todas las estrategias que has aprendido previamente para manejar una relación se muestran ineficaces. Ello puede generarte un sentimiento de impotencia y de indefensión frente a una experiencia, el abuso narcisista, que te supera totalmente.

Muchas víctimas cometen muchos errores por querer arreglar las cosas desde su lógica empática; por ejemplo, le escriben emails a su depredador explicándole detalladamente los efectos de su comportamiento manipulador. No sirve de nada; es más, el narcisista interpreta su escrito como un ataque en toda regla. Es posible, así mismo, que intenten alcanzar algún acuerdo para que la interacción con el abusador sea, al menos, mínimamente cordial, y logran justo lo contrario, éste se vuelve más frío, hostil y distante. Piensan, ingenuamente, que si están prevenidas acerca de sus juegos y manipulaciones evitarán el abuso; y descubren que es imposible, el engaño y la manipulación siempre están presentes en su relación con el narcisista, desde el primer día hasta el último.

Hasta que cambian de estrategia, aceptan la realidad del trastorno narcisista del abusador con todas sus consecuencias, comienzan a entender su lógica, a ver las cosas desde su perspectiva, la óptica de una persona sin empatía, adicta a provocar reacciones emocionales en otros, es decir, al combustible, y encuentran al fin el camino para irse liberando de las ataduras emocionales con su depredador, mientras llega la hora feliz de su Contacto 0.  

Su error fue atribuir al narcisista sus rasgos empáticos, su mismo modo de actuar, su mentalidad. Pero él no funciona así, su lógica es diferente. Simula tener nuestros valores y nuestro mismo modo de pensar, pero sólo es eso, una simulación, un engaño.

Es como tratar de comunicarte en español con alguien que habla otro idioma. No puedes entenderle y no te puede entender. Una comunicación así, sin reciprocidad real, no funciona. La única persona que se ha estado escuchando todo el tiempo es el narcisista. Está hablando sin parar consigo mismo, maquinando, luchando con sus demonios interiores, proyectándolos en ti.  

Los narcisistas no escuchan a los demás, los utilizan como espejos para oírse a sí mismos. Los otros son, a lo sumo, el reflejo donde contemplan su imagen distorsionada, o el chivo expiatorio que carga con todo aquello que odian y rechazan de sí mismos.

A veces te preguntas: ¿Por qué no parece comprender que está lastimando a otros? La idea de que detendría su comportamiento destructivo si entendiera que es perjudicial es, de nuevo, una proyección de tu naturaleza empática. La mayoría de ellos saben perfectamente el daño que están causando, pero no les importa en absoluto.

Esto resulta difícil de aceptar, te gustaría creer que el narcisista no es consciente del tremendo daño, emocional y psicológico, que generan sus acciones abusivas. Algunas víctimas se quedan estancadas en este pensamiento. Es comprensible que sea así, estamos ante una mentalidad muy extraña: ¿Cómo puede alguien no preocuparse por el sufrimiento que causa a otros? Pero es así, realmente no le preocupa. Lo entiende intelectualmente, pero, repito, no le importa.

Sabe perfectamente que cuando triangulan traicionan a su pareja, conocen los efectos corrosivos del gaslighting o del tratamiento silencioso. Pero esta información no tiene importancia emocional para él y, por lo tanto, no tiene sentido preocuparse. La atención de los demás le hace sentir bien. El poder y el control que ejercen sobre otros cuando los manipulan le sirve de combustible. Eso es lo que tiene significado e importancia. Tu aniquilamiento psicológico y el dolor emocional que has padecido son simplemente daños colaterales, y él se siente con derecho a tratarte así, es más, está convencido de que lo mereces.

Esta mentalidad del narcisista debe ser aceptada para no desperdiciar ni tiempo ni energía tratando de explicarle el daño que causan sus acciones devastadoras. El problema no es que no lo sepa ni lo entienda. Es que lo mira desde una lógica tan diferente a la tuya que nunca lo convencerás de que deba sentirse mal por eso. No se sentirá nunca culpable, ni creerá que sea el responsable del sufrimiento que te ha causado. Creerá, a lo sumo, que lo estás criticando y se despertará su furia patológica. Eso es todo lo que lograrás.

No intentes persuadirlo para que se concientice del impacto que sus acciones abusivas tienen sobre ti y sobre otras personas. Es absolutamente inútil. No se puede hacer que tenga sentimientos alguien que carece de ellos. Emocionalmente, está vacío.

Los narcisistas no son como otras personas. Son lo que son, al igual que tú eres lo que eres. Esperar que deje de actuar y de pensar como narcisista, no sólo es una ingenuidad, sino que te expone a más abusos y frustraciones. Debes  aceptarlo. Es un principio básico de realidad. Esta persona tiene un trastorno de personalidad bastante grave. Lamentablemente, no va a salir de él, y no va a cambiar.

Para aprender a defenderte del narcisista necesitas conocer cómo actúa y cuál es su lógica. El conocimiento es la clave. No piensa como otras personas, ni siente, ni percibe o razona como lo hacen otras personas. No lo hará, no importa las veces que intentes explicarle las consecuencias de sus actos. Te engañará una y otra vez hasta que te convenzas, pero, entretanto, habrás sufrido todas las secuelas de su conducta abusiva y manipuladora.

Si quieres sanar y avanzar en tu recuperación, necesitas comprender y aceptar que esta es la realidad del narcisista, y asumir sus consecuencias. Cuando ajustas tus expectativas a la realidad y aceptas que ellos son como son, eliminas parte del estrés y del dolor de lidiar con él.

En el camino de la recuperación, nada más liberador que este principio de aceptación de la realidad, acerca de ti mismo, y del narcisista.

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