LOS PRIMEROS, LOS ÚLTIMOS


Vivimos sumergidos en la cultura del narcisismo, ser el primero, ser más que los demás, el number one, parecieran ser la meta de la existencia.

Todos aspiran a ser el más guay, el "influencer" del verano, el que cosecha más likes, el que tiene más seguidores,... Se trata del espejismo del aplauso.

Para muchos, la certificación de su propia importancia, de su valor como ser humano, es externa, se basa en el lugar que ocupan en la fila. Así es como piensa, exactamente, el narcisista. Dado que es incapaz de validarse a sí mismo, necesita apoderarse de los primeros puestos, y rebajar a los otros, a las víctimas, hasta los últimos escaños.

Los primeros saben que son los primeros porque existen los últimos. Ni más ni menos.

Lo cierto es que el verdadero éxito de la vida no está en ser el primero, sino en ser quién uno es, viviendo coherentes con nuestra identidad más profunda, esforzándonos por convertirnos en la persona que ya somos en potencia.

Amar lo verdadero, lo bello y lo bueno que hay en ti y en mi. Esa es la base de la autoestima.

Personas que viven en la alegría de ser ellas mismas, no andan agobiadas ansiando “los primeros puestos”. Es más, contribuir a que otros avancen en la fila, da un gran sentido a sus vidas. Han descubierto que ayudando a otros a subir, suben ellas mismas.  

El narcisista busca afanosamente protagonizar, aparecer como el primero. Sentirse superior, estar por encima, es su obsesión. A la víctima le cuesta un tiempo darse cuenta, que el depredador no concibe las relaciones como un equipo en que ambas partes se apoyan mutuamente para subir. Desde el primer día, el narcisista ha estado compitiendo con ella, luchando para que pierda su lugar, procurando que se quede rezagada, que sea "de los últimos", mientras él se hace con el primer puesto.

Dada la dinámica del abuso, es probable que él logre su propósito: en la competencia que ha estado librando con su agresor, la víctima siente que ha perdido.

Pero la realidad es diferente.

Y es diferente porque la víctima, tarde o temprano, se recupera y se convierte en superviviente. Su recuperación es el mayor fracaso del depredador.

Pierde el narcisista cuando tú dejas de jugar con él y te desmarcas de su mentalidad competitiva: tú no necesitas del narcótico del aplauso, tú no necesitas desplazar a otros de su lugar para saber que vales, tú tienes una identidad real, única, una dignidad, independientemente del lugar que ocupes en la fila.

No lo olvides, detrás de la fachada de muchos primeros puestos, sólo hay un gran vacío. La tristeza enmascarada del falso yo narcisista.

Los elogios se esfuman como la espuma. Hoy estás arriba, mañana abajo ¡Qué más da! Quién vive en el verdadero conocimiento de sí mismo, camina tranquilo y feliz, porque como dice Teresa de Jesús, humildad es "andar en verdad".

Feliz domingo para todos, 

© LibresDeLNarcisista

Comentarios

  1. Por el me transforme en alguien que no era. Lo idealice tanto que siempre quería ser mejor para seguir con su amistad y hoy sin querer eso me hace fuerte y me pone en una posición muy buena, pero lo extraño mucho. A pesar de que fuí su peor trapo de piso.

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  2. Por. Favor estoy devastado nesecito. Apoyo. Y asesoramiento. Un. Hermanastro narcisista apoyado. Por. Su. Familia muy cruel. Tengo. Contacto variable. Y me destrozan día. A. Día. Sock. S. O. S. Que. Se. Aga. Saber. O. Lguien de comunidad estoy. En Tenerife contacte lo ntes posible. Gracias. Usan. Quería serrar l. Relación no tengo medios. Después de vivir precaria mente en su día, a. Día tengo que vivirrrr. Por dios. Estoy. En Tenerife. Lo. Iré priorizando y estaré siempre al. Tanto. Hoy es 10 9 2109 madrugada.

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