EL ABURRIMIENTO DE LOS NARCISISTAS

Una vida, prácticamente, sin emociones, tiene sus consecuencias.

El narcisista vive en lucha permanente con el hastío de la existencia. Dado que toda su atención la tiene puesta en sí mismo, y en las reacciones emocionales de los demás, el resto de cosas carecen de verdadero interés para él: el mundo, las personas, las ideas… ¡todo!

Los narcisistas se aburren muchísimo.

¿Qué es el aburrimiento? Es un estado de desmotivación y apatía, de vacío emocional, la persona no encuentra estímulos en ella misma para hacer la tarea, para moverse y participar. No percibe la recompensa inmediata que puede derivarse de sus actos, o, en todo caso, ésta no consigue vencer su desinterés.

El narcisista culpará a la actividad que hace, dirá que es tediosa o repetitiva, que no es estimulante. El problema no está en la tarea, ni en el ambiente, sino en él mismo, en su vacío, en su desconexión emocional.

Los que sufren este trastorno, hagan lo que hagan, no están centrados en las actividades que ejecutan. Su foco está en ellos mismos, en su grandiosidad tóxica, en cómo podrán cosechar combustible, y ser mejor o superior a otros, a través de lo que hacen.

La diferencia es importante. Si pinto un cuadro para que me admiren y alaben, pintar, en sí, pasa a un segundo plano, quiero lo que quiero, el aplauso de los demás, ese es mi objetivo. En cambio, si logro hallar placer en pintar en sí mismo, si me satisface emocionalmente expresar mi yo creativo, dedicarme a ello será estimulante y apasionante para mí, incluso aunque nadie reconozca mi talento.

Por supuesto, si alguien elogia y valora mi trabajo, me sentiré satisfecho y motivado. Se trata de un beneficio adicional muy gratificante, pero no siempre sucede, y sin embargo, me seguirá gustando pintar, lo disfrutaré, e intentaré hacerlo cada vez mejor.

Las personas con rasgos narcisistas de personalidad son las más propensas a aburrirse, su excesiva necesidad de que las admiren y de sentirse especiales, intoxica todo lo que hacen. Cualquier actividad que no vaya encaminada a hacerlas brillar sobre las demás, les parecerá mortalmente aburrida y desmotivante.

Eso no significa que algunas no logren altos niveles de rendimiento en sus trabajos, o en su profesión, porque, además, suelen ser muy ambiciosas y buscan siempre destacarse sobre los otros. Pero su patológica necesidad de combustible estará siempre detrás, y es muy probable que tarde o temprano se aburran, y necesiten nuevas actividades que sacien los requerimientos de su ego inflado.

La búsqueda de novedades por parte del narcisista es continúa.  

Además, ensimismado en su grandiosidad tóxica, no conecta en profundidad con nadie, enseguida se cansa de la gente, incluso de aquellos que le surten de combustible en forma de atención, alabanza, admiración,…

En el fondo, no tiene ningún interés genuino por ninguna persona, sólo piensa en su propio beneficio.

Pasada la novedad del tiempo de la idealización, cuando sienta a la víctima bajo sus garras, la denigrará. Ese comportamiento es, claramente, contradictorio: ¿Por qué maltratar a alguien que le da lo que quiere: atención y admiración? No tiene sentido. El problema es que su combustible positivo se ha vuelto insípido, es claramente insuficiente para satisfacer sus necesidades perversas de control y de poder, para el sostenimiento de su falso yo.

Además, la familiaridad genera desprecio.

Compensará el déficit manipulando y vejando a la víctima, así se surtirá de suministro negativo: enfado, llanto, desconcierto, dolor, confusión, etc. Se trata de un combustible potente y embriagante, que le permite escapar por un momento de su vacío crónico, y que le hace sentir que existe, que es superior, que tiene el poder y que controla a la víctima.

Su satisfacción no dura mucho, enseguida vuelve a vaciarse, y, de nuevo, tiene que buscar cómo provocar nuevas reacciones emocionales para seguir funcionando. Y así, una y otra vez, las 24 horas del día y los 7 días de la semana.

No hay manera de llenar el ansía perversa de combustible de un narcisista, es como un colador lleno de agujeros.

A causa de su aburrimiento, el narcisista, aunque lo disfraza para cuidar su imagen, vive en un estado permanente de insatisfacción consigo mismo, con la vida y con los demás. Nada es nunca suficiente. No es raro que muchos de ellos, para escapar del tedio, busquen actividades de alto riesgo o presenten conductas adictivas: alcohol, drogas, pornografía, etc.

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